Otro de los nuestros

Días de Vodka

Hola amigo de lo desconocido, escribo de nuevo en este espacio de la red principalmente porque estoy harto de leer amaniteeee cada vez que entro.
Pero ya que tengo que hablar sobre algo, aprovecharé para comentaros un hecho que (si bien ya he dicho en alguna entrada anterior) sigue resultándome difícil de asimilar y controlar.
Es muy habitual, encontrándonos en países extranjeros hablar el castellano con impunidad, comentando las virtudes y defectos de la gente que te rodea (a veces de una forma no del todo educada) sabiendo que el pobre aludido no va a entender nada de lo que comentas…
Cuidado.
Resulta que los españoles nos encontramos ahora en una especie de diáspora por el mundo entero, y que resulta imposible no encontrarse un español en cada lugar del mundo que visite, estés donde estés, haciendo lo que sea habrá un/a español/a para comentarlo contigo...
¿Cómo ha caído en la cuenta de este hecho? Os estaréis preguntando lógicamente…
No me gusta contar batallitas así que lo haré de forma resumida… Imagina que caminas por el bosque con un amigo, y ves una fresa preciosa, de esas que dan pena comérselas porque sabes que si lo haces el mundo se habrá perdido el sabor dulce y perfecto de la fresa. Una de esas fresas que convierten a los ateos en creyentes y a los pacíficos en violentos. Una fresa capaz de hacer que te suicides después de haberla tomado porque sabes que no podrás volver a sentir ese sabor nunca más en tu ya mísera vida…
Evidentemente comentarías con tu compañero la situación, a pesar de que esta sea evidente para ambos, sin duda le dirías todo lo que yo he dicho, confiado en que la fresa no se enteraría y por lo tanto no sabría de tu intención de comértela…
Imagina por último, que después de comentar detalladamente la gran calidad de la susodicha fresa, después de hacer el esquema intensivo de cómo te la vas a comer, y que tu compañero haya aceptado cederte esa fresa y comerse una peor, la fresa dijera “Soy de Madrid y estudio magisterio”…
Es como jugar al mus con las cartas levantadas…

Atentamente, Alfonso.

PD Ánimo puristas estamos con vosotros!