El reportero más dicharachero!

Días de vodka

Hola amigo de lo desconocido, planeo hoy relatarte sumariamente lo acontecido en la visita que me acaba de regalar Jose por tierras polacas.
Llegaba el invitado un miércoles (día propicio) por lo que no pude evitar darle un día típico polaco con Snyczel (o strudel como el lo quiso llamar) y un poco de park.
Poco que mentar ya de este bar, salvo que últimamente el índice de petamiento ha llegado a límites insospechados y que, por alguna tara de diseño se concentran todos los recorridos en espacios de diez segundos, durante los cuales sólo puedes contener la respiración, agarrar tu cerveza y rezar… De esta forma entro Jose en el mundo de la relativa hospitalidad polaca (que incluye en su repertorio codazos, empujones y caídas de la bebida) y también en el de las barras libres.
Dedicamos el jueves a hacer turismo por la Varsovia más guiri, incluyendo una clásica comida consistente en pierogis y una no menos clásica cena de Kentucky fried chiken…
Ya al abrigo de la nocturnidad nos refugiamos en riviera (coincidiendo con dos cumpleaños de erasmus) a probar hasta que punto podíamos hacer kamikazes en casa, así tras un delicado proceso de cata y testación Pablo consiguió dar con la receta adecuada (o eso pensamos hasta la mañana siguiente). Por algún azar del destino la fiesta se trasladó a mi habitación que pronto se llenó de una variopinta colección de españoles y polacos con cerveza suficiente como para emborrachar a toda Irlanda.
Y como lo que fácil viene fácil se va de pronto estábamos en el club Vynil (que debe significar pasillo, aunque ellos afirman que es de vinilo), que parecía más bien una versión etílica del instituto Cervantes.
Las cantidades de diversas sustancias ingeridas (favorecidas por el famoso baile del “urbi et orbi” de Jose) dieron al traste con mi responsabilidad y con ella de la posibilidad de levantarme a tiempo al día siguiente…
Jose tuvo que vivir su particular infierno en Auschwitz al día siguiente, dejaré que os lo relate en otro momento, tal y como me lo explicó a mí.
Yo dediqué el día a probar eso del Juwenalia de lo que todo el mundo hablaba (y que tiene poco que ver con el Juvenalia español donde hay atracciones para críos y cosas por el estilo), sorprendentemente descubrí que a esta erasmus aún se le podía dar un toque punk (asistí a un concierto de una especie de “Def con dos” polacos, y recuerdo que el estribillo decía algo parecido a “Zapato y reggetón” aunque no conozco la traducción…).
El sábado era el día grande del Juwenalia, con el desfile de las carrozas (que en realidad eran tráilers de carga con globos) y actividades varias. Pero Polonia es cruel a veces, por lo que llovió y nos tocó una borrachera “indoor”, cientos de españoles, la mayoría vestidos de Sanfermines (con un carrito de la compra a modo de toro), cantando con una guitarrita y con aquello del “Camarero…” nos dedicamos a cumplir todos los tópicos de los que somos depositarios.
Mención especial merece el relativo éxito del Gilipollas rock, coreado por algunos borrachos mientras otras personas se preguntaban quien los habría invitado…
La tarde sobrevive en mi memoria sólo como brumas, aunque recuerdo ir a un concierto, perder a Jose, comer garrapiñadas y beber cervezas en vasos de plástico…
La noche fue muriendo entre acordes de guitarra y ante la visión de una polaca que fácilmente podría haber ganado el concurso “miss mundo con un culo en la cara” lamento no tener fotografías que lo demuestren, aunque aseguraré para el cachondeo general que justo después de este ingenioso apodo descubrí que la chica en cuestión hablaba español perfectamente.
Poco que contar del domingo ya que tenía una presentación con varios profesores del área de proyectos que venían a ver nuestro trabajo el lunes y tuve que dedicarme a pasar la resaca currando.
Os podéis imaginar lo mucho que les gustó mi proyecto…

Atentamente, Alfonso.
PD. Gracias por la visita Cayetano!
PPD. Al final no ha habido “Big trouble” a pesar de las amenazas del conserje.
PPPD. Gilipollas rock!